Megan Greene, quien es responsable de fijar las tasas de interés en el Banco de Inglaterra, expresó que sigue pensando que el banco central debería ser cuidadoso al reducir los costos de los préstamos. En una columna publicada el lunes en el Financial Times, Greene destacó la importancia de mantener un enfoque gradual a la hora de flexibilizar la política monetaria.
En su opinión, el consumo podría comportarse de manera inesperada, ya sea más fuerte o más débil de lo previsto. Esto introduce ciertos riesgos, y por eso Greene cree que la mejor opción es ser precavidos y adoptar una reducción de tasas de manera pausada. Ella ya había expresado esta misma postura en septiembre, señalando que el Banco de Inglaterra debía actuar con cautela al bajar las tasas de interés para evitar un posible aumento en las presiones inflacionarias a largo plazo.
Este enfoque es relevante en el contexto actual, ya que el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, mencionó recientemente que la entidad podría tomar medidas más agresivas para recortar las tasas de interés si las presiones inflacionarias continúan debilitándose. Bailey sugirió que, si la inflación sigue bajando, podrían acelerar los recortes para aliviar los costos de endeudamiento.
De hecho, los datos de la semana pasada mostraron una caída en la inflación británica, que ahora se sitúa por debajo del objetivo del 2% que se había fijado el Banco de Inglaterra. Además, las presiones inflacionarias subyacentes, que son monitoreadas de cerca por el banco, también han disminuido. Esto ha generado expectativas en los inversores sobre una posible reducción en las tasas de interés.
Actualmente, los inversores consideran casi seguro que el Banco de Inglaterra realizará un recorte de un cuarto de punto en la reunión de noviembre. También se espera con bastante certeza que en diciembre se produzca otra reducción de 25 puntos básicos. Estas expectativas reflejan el consenso de que la inflación ha cedido lo suficiente como para justificar una flexibilización de la política monetaria.
A pesar de la posible reducción de tasas en las próximas reuniones, Greene sigue defendiendo un enfoque más pausado. Aunque los datos recientes de inflación parecen ofrecer margen para recortar los costos de los préstamos, ella advierte que el banco central no debe apresurarse. En su columna, señaló que hay riesgos importantes si el Banco de Inglaterra reduce demasiado rápido las tasas de interés, lo que podría generar desequilibrios en la economía o incluso reavivar las presiones inflacionarias en el futuro.
Este debate sobre cómo y cuándo reducir las tasas de interés no solo afecta a las decisiones del Banco de Inglaterra, sino también a la economía en general. Los recortes de tasas pueden estimular el consumo y la inversión, pero también podrían reactivar la inflación si no se controlan adecuadamente. Por eso, Greene y otros responsables del banco están analizando cuidadosamente la situación para asegurarse de tomar decisiones que sean equilibradas y que beneficien a la economía británica en su conjunto.
En resumen, mientras los inversores y otros actores económicos esperan con ansias los recortes de tasas de interés, Greene sigue insistiendo en que la mejor estrategia es ser prudentes. Para ella, un enfoque gradual y cauteloso en la flexibilización monetaria es la clave para evitar riesgos a largo plazo y garantizar que la economía se mantenga estable. Así, aunque las reducciones de tasas parecen inminentes, el Banco de Inglaterra deberá proceder con cuidado para no desestabilizar el progreso económico que ya se ha logrado.