El gobierno italiano, liderado por la primera ministra Giorgia Meloni, está trabajando en un plan para recaudar hasta 4.000 millones de euros de los bancos del país. El objetivo de este esfuerzo es ayudar a financiar el presupuesto de 2025, que incluye medidas clave como recortes en el impuesto sobre la renta y contribuciones sociales para personas de ingresos medios y bajos. Para ello, el gobierno necesita encontrar alrededor de 25.000 millones de euros, de los cuales una parte significativa se obtendría mediante préstamos y recortes en otras áreas del gasto público.
Uno de los puntos clave en la estrategia del gobierno es aumentar el déficit presupuestario del próximo año. Según los planes actuales, el déficit subirá al 3,3% del Producto Interno Bruto (PIB) desde el 2,9% estimado en las tendencias actuales. Esto se traducirá en 9.000 millones de euros adicionales en préstamos que Italia deberá asumir.
El resto de los fondos necesarios para cubrir las medidas del presupuesto provendrán de dos fuentes principales: restricciones en el gasto público y posibles aumentos de impuestos en otras áreas. Es aquí donde los bancos juegan un papel importante. El viceprimer ministro, Antonio Tajani, declaró que los bancos italianos podrían contribuir con entre 3.000 y 4.000 millones de euros, aunque no especificó cómo ni cuándo se recaudaría esta suma. Tajani mencionó que el tema se discutiría en una reunión del gabinete programada para esa misma noche.
Las opciones sobre cómo los bancos podrían contribuir incluyen ajustes en la tributación de las opciones sobre acciones para los gerentes y cambios en las reglas fiscales relacionadas con las pérdidas pasadas de los bancos, conocidas como activos fiscales diferidos (DTA, por sus siglas en inglés). Esta propuesta de aumentar los impuestos a los bancos ha estado en el aire durante semanas y ha generado incertidumbre en los mercados financieros, afectando el valor de las acciones de los bancos.
Sin embargo, el ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, aseguró que los "sacrificios" necesarios deben venir de aquellos que tienen los recursos para asumirlos. Añadió que una contribución de los bancos no debería considerarse un problema. A pesar de esto, la coalición de gobierno, que incluye al partido Forza Italia de Tajani, inicialmente se opuso a la idea de imponer un nuevo impuesto a los bancos.
Este debate llega después de que, el año pasado, Italia sorprendiera a los mercados con un impuesto del 40% a las ganancias extraordinarias de los bancos. Sin embargo, esa medida fue luego suavizada y finalmente no recaudó nada para las arcas del Estado debido a las concesiones otorgadas a los prestamistas.
Además del posible aporte de los bancos, el gobierno también está considerando aumentar los impuestos especiales sobre el diésel y eliminar algunas exenciones fiscales para empresas en relación con el impuesto corporativo conocido como IRES. Estas medidas formarían parte del esfuerzo para equilibrar el presupuesto y reducir el déficit, que actualmente está por encima de los límites establecidos por la Unión Europea.
Italia está bajo presión debido a un procedimiento disciplinario de la UE por exceder el límite del 3% de déficit presupuestario, con un déficit que alcanzó el 7,2% del PIB el año pasado. El gobierno se ha comprometido a reducir este déficit al 2,8% para 2026, con la esperanza de salir del procedimiento de "déficit excesivo" el próximo año.
Sin embargo, no todo es positivo en términos de las finanzas de Italia. La deuda del país, que ya es la segunda más alta de la zona euro, seguirá aumentando en los próximos dos años, alcanzando el 137,8% del PIB en 2026, frente al 134,8% del año pasado.
En respuesta a estas circunstancias, las reglas fiscales renovadas de la UE exigen que Italia implemente una reducción sostenida de su déficit y deuda a partir de 2025. Para cumplir con este objetivo y al mismo tiempo obtener la aprobación de la UE, Italia se ha comprometido a realizar reformas en varias áreas, incluida la mejora de la eficiencia en su sistema tributario.
En resumen, el gobierno italiano está buscando formas de financiar su presupuesto de 2025, y una parte clave de este esfuerzo implica que los bancos contribuyan con hasta 4.000 millones de euros. A medida que el gobierno intenta equilibrar el déficit y cumplir con las exigencias de la UE, sigue siendo un reto manejar la creciente deuda del país. Mientras tanto, los banqueros y funcionarios del gobierno continúan negociando las mejores soluciones para llevar adelante el plan presupuestario sin afectar de manera drástica a la economía.