Inversores aguardan con expectativa la próxima actualización del Índice de Precios al Consumidor, influenciando las tasas de bonos del Tesoro.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos experimentaron una caída el lunes, mientras los inversores aguardan con expectativa la próxima publicación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de enero. Este dato, crucial para las proyecciones económicas, se espera que sea un determinante clave para las futuras decisiones de la Reserva Federal sobre las tasas de interés.
Las predicciones de economistas consultados por Reuters sugieren un incremento del IPC de un 0,2% mensual y del 2,9% en comparación con el año anterior, lo que podría influir significativamente en las perspectivas del mercado respecto a cuándo la Fed comenzará a disminuir las tasas de interés.
Recientemente, los retornos han mostrado una tendencia al alza, impulsados por un informe de empleo sólido y comentarios de varios funcionarios de la Fed, incluyendo al presidente Jerome Powell. Estos han expresado la necesidad de observar más evidencia de una desaceleración inflacionaria antes de considerar reducciones en las tasas.
El rendimiento de los bonos a 10 años, que alcanzó un pico del 4,195% la semana pasada, su nivel más alto desde el 24 de enero, y la tasa a dos años, que llegó a su máximo en casi dos meses al 4,499%, han sido el foco de atención de los inversores.
Jack Ablin, director de inversiones de Cresset Capital en Chicago, comentó: "Los inversores en renta fija contienen la respiración a la espera de un informe favorable sobre la inflación. Todo gira en torno a este informe, un indicador clave para las decisiones futuras."
El rendimiento a 10 años disminuyó ligeramente a un 4,168%, mientras que la tasa a 30 años experimentó un leve aumento al 4,3693%. Los mercados han reducido sus expectativas de un recorte de tasas en la próxima reunión de marzo de la Fed, con una probabilidad de solo el 15,5% de una reducción de al menos 25 puntos básicos.
La brecha entre las tasas a dos y 10 años, un indicador de expectativas económicas, se mantuvo prácticamente sin cambios, evidenciando la cautela del mercado ante la inminente actualización del IPC.