La Reserva Federal de Estados Unidos sigue adelante con la reducción de su balance, y según una nueva herramienta presentada por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York, no parece haber problemas inminentes de liquidez que puedan detener este proceso. Esta nueva herramienta, lanzada el pasado jueves, tiene como objetivo medir la disponibilidad de reservas bancarias, algo crucial para asegurar que el sistema financiero funcione de manera estable.
El indicador, llamado "elasticidad de la demanda de reservas," está diseñado para ayudar a los funcionarios de la Reserva Federal a monitorear la cantidad de reservas en los bancos y, por ende, gestionar mejor el proceso de reducción de sus tenencias de bonos. Este proceso es conocido como "ajuste cuantitativo" o QT, y consiste en reducir la cantidad de dinero que la Fed inyectó en la economía durante los momentos más críticos de la pandemia de COVID-19.
El propósito principal de esta herramienta es alertar con antelación sobre una posible escasez de reservas en el sistema bancario. Según la Reserva Federal de Nueva York, este indicador permitirá identificar el momento en que la cantidad de liquidez disponible comienza a ser insuficiente, aunque hasta ahora todo parece estar bajo control.
Los datos más recientes, que incluyen información hasta el 11 de octubre, indican que las reservas siguen siendo suficientes. De hecho, las estimaciones actuales muestran que la tasa de fondos federales (que es la tasa de interés a la que los bancos se prestan dinero entre sí) no ha reaccionado de forma significativa a los cambios en la oferta de reservas. Esto sugiere que, por ahora, la liquidez en el sistema financiero es abundante.
Desde que comenzó el proceso de ajuste cuantitativo hace un poco más de dos años, la Reserva Federal ha logrado reducir sus tenencias totales desde un máximo de 9 billones de dólares hasta el nivel actual de 7,1 billones de dólares. El objetivo de la Fed es retirar parte del exceso de liquidez que inyectó durante la pandemia, buscando normalizar la política monetaria sin poner en riesgo la estabilidad del sistema financiero.
Sin embargo, uno de los principales desafíos es que no se sabe con certeza en qué punto la reducción de liquidez puede llegar a ser demasiado baja, lo que podría provocar inestabilidad en los mercados. A principios de este año, la Reserva Federal decidió desacelerar el ritmo de este ajuste para tener más tiempo de identificar posibles problemas antes de que afecten gravemente al sistema.
Un ejemplo reciente que puso en alerta a los funcionarios de la Fed ocurrió en septiembre de 2019, cuando de repente la liquidez en el sistema bancario fue insuficiente, lo que obligó a la Fed a intervenir rápidamente para evitar una crisis mayor. Ahora, con esta nueva herramienta, la Fed espera poder anticipar situaciones como esta con mayor precisión.
Aunque algunos observadores del mercado financiero han especulado que la Fed podría detener el ajuste cuantitativo antes de lo previsto debido a la reciente volatilidad en los mercados, los funcionarios de la Reserva Federal han asegurado que, hasta ahora, todo está bajo control. Por ejemplo, Alberto Musalem, presidente de la Reserva Federal de St. Louis, comentó recientemente que la tasa de fondos federales ha sido manejada de manera efectiva, lo que sugiere que la volatilidad reciente no es motivo de preocupación.
En resumen, la nueva herramienta de la Reserva Federal de Nueva York se presenta como una ayuda para monitorear de cerca la liquidez del sistema financiero mientras se sigue adelante con el ajuste cuantitativo. Por ahora, no parece haber señales de una escasez de reservas, lo que significa que la Fed podrá continuar con su plan de reducir su balance sin grandes contratiempos. Este proceso es clave para mantener la estabilidad financiera en un contexto económico que sigue evolucionando después de la pandemia.